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Este es un blog que apoya y da soporte emocional a las chicas que sufren (O gozan) de anorexia y/o bulimia. Es decir, "Pro-Ana pro-mia" Si eres menor de edad, o si no tienes nada lindo que decir... Te invito a cerrar la página.

viernes, 13 de julio de 2012

De nuevo en mi castillo

Buenas noches blog.
Buenas noches señoritas (y señores) alrededor de este hinchado globo terráqueo.
Y buenas noches a mí misma, porque ya hace rato que me había perdido en el mundo real.
Esta es la primera entrada en muchísimo tiempo. Para los que aún existen por aquí, mil disculpas. Y para los que recién llegan, pasen, bienvenidos, pónganse cómodos.
¡¡Tantas cosas han pasado!! No sé ni por dónde empezar. Supongo que empezaré por la última vez que escribí por aquí. Bien. Ese horrible noviembre (2011), me hizo amarga la existencia, daba lo mejor de mí día tras día para alcanzar mi peso ideal. Me terminaron el vestido que se suponía iba a lucir y el 3 de diciembre, que por cierto recuerdo como si hubiera sido ayer, empaqué mis cosas y me largué para una ciudad costera de mi país llamada Buenaventura a la gala de lanzamiento de una línea de ropa. Iba con el ánimo de mostrar el cuerpo que estaba cincelando con el pasar de los días. Y esa noche, en pleno evento, haciendo alarde de mi más imponente y elegante look, un diseñador de aquellos, se acercó y me dijo "disculpa, pero me llamó la atención que eres una mujer alta y hermosa, si fueras más delgada, te invitaría a modelar uno de mis diseños". No lo culpo, tal vez lo dijo con las mejores intenciones, pero en ese preciso momento, mi mundo se vino abajo, se desmoronó cual castillo de naipes. Allí empezó la parte más crítica de mi anorexia nerviosa pues durante las siguientes semanas, me negué a comer. Solo lo necesario para sobrevivir. Mi cuerpo estaba cansado y para finales de diciembre, me veía agotada y por supuesto, más delgada. El 30 de ese mes, en una de esas veladas decembrinas en las que todo el mundo está alegre, el jean que tenía puesto me quedaba tan grande y flojo que al entrar al baño, todo lo que tenía en el bolsillo de atrás, cayó al agua del váter. Como una loca corrí a recoger mi celular y mi dinero; y al ver que todo se había echado a perder, me largué a llorar como una loca. Lloré todo lo que no había llorado en mi traumática niñez, en mi juventud, ese año, por los niños del mundo, lloré los dolores del hambre, lloré mis secretos, lloré el peso que me quedaba, lloré. Solo lloré. Lloré tanto que a las 12 y media de la noche, me encontraron en el piso del baño semidesmayada y deshidratada. Lo siguiente que recuerdo fue estar a las 7 de la mañana en una camilla en el hospital. Así empezó el último día del 2011 para mí. ¿A ustedes cómo les fue el año pasado?
PD: la primera foto fue en el hotel el 3 de diciembre y la segunda, fue a finales de diciembre. Comparen.


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